Anormales

Se suele utilizar la palabra anormal para definir cualquier tipo de enfermedad o retraso mental. También se define anormal a todo aquello que se escapa, a lo que convive fuera de los parámetros definidos por Gauss. Es decir, a lo extraordinario o no normal dentro de las normas de conducta universalmente admitidas. Teniendo en cuenta esa segunda definición, una persona normal puede convertirse en anormal si accede a unas pautas de conducta o normas de vida a las que escapamos el común de los mortales. Difícilmente, por no decir que es imposible, una persona que vive en la anormalidad, podrá transmutarse en normal. Entiendo que el camino es de una única vía en el sentido normalidad hacia anormalidad.
Un ejemplo de personas anormales y a las que quiero referirme son, sin duda, los miembros de la nobleza española y, más concretamente los miembros de la realeza, entre los que incluyo a los monarcas, príncipes, princesas, infantas, infantes, consortes y demás personas que viven en la colateralidad de aquellas. En resumen, los anormales de nacimiento (monarcas, infantas y príncipes) y los anormales sobrevenidos (cónyuges y demás parentela). Por mucho que lo intenten y a nuestros ojos puedan parecerlo, los anormales de nacimiento y los que sobrevienen, nunca podrán ser personas normales. Es más creo que es antinatural que intenten parecerlo y, además, cada esfuerzo por buscar lo cotidiano, lo normal, nos cuesta un ojo de la cara. Si no, véase el latigazo económico que nos supuso a los españolitos el que el príncipe y la princesa Leticia acudiesen a “Zara”, como cualquier persona normal, a comprarle ropita a su hija Leonor. No se piense que fueron los cuarenta euros del pantaloncito lo que nos costó la bromita, no. Eso es el chocolate del loro comparado con el despliegue que supuso la salida a la “normalidad” de los príncipes. Nada menos que veinticinco guardaespaldas visibles y otros tantos invisibles. La foto de periódicos y revistas del corazón en un intento vano de hacernos creer que son personas como nosotros, nos salió cara. Y es que el nacimiento de la pequeña Leonor de todas las españas está salpicado de intentos por transfigurar su anormal nacimiento en algo común en todas las familias. Así pues, el padre de la criatura, príncipe heredero al trono, asistió al parto de su ‘cesareada’ hija, “como cualquier padre normal”. También imbuido de la normalidad que caracteriza su principesca vida, permaneció junto a su esposa en los momentos posteriores al feliz alumbramiento y, antes de atender a los medio de comunicación, se duchó y cambió de ropa. Total cuatro horas desde la cesárea hasta su comparecencia en los medios de comunicación para anunciar el evento. Cuatro horas que los antiguos colegas de la princesa Leticia aguantaron a la intemperie, bajo la lluvia y el frío de la noche madrileña hecho este que acabó por certificar el divorcio, por si aún no estaba claro desde que Leticia Ortiz accedió a la anormalidad, existente entre la parturienta y los medios de comunicación. Y de remate, una semanita en la clínica. Vamos la normal atención que tiene cualquier mujer española que tenga una cesárea. Seguro que cientos de miles de ellas lo pueden atestiguar.
El príncipe, por razón del cargo por el que se le paga y mantiene, no puede comportarse como cualquier padre normal. El es un anormal. A él, y por extensión a toda su familia, se le paga y mantiene para estar al servicio de los ciudadanos de este País y no al contrario. Es él y los monarcas los que deben procurar el bienestar de sus ciudadanos y no al revés. Cabe recordar que las relaciones de vasallaje y las monarquías absolutas, se extinguieron afortunadamente, con la Revolución francesa y, con mayor motivo, esas formas deben ser exquisitas en una monarquía impuesta por Francisco Franco, de profesión dictador. No se me ocurre ni pensar lo que hubiese sucedido si cualquiera de nosotros hubiese obrado de la manera que lo hizo el heredero al trono en nuestro trabajo, es decir, negligentemente. También es fácil imaginar lo que hubiese sucedido si el médico asistente al parto se hubiese retrasado cuatro horas. El despido y la cárcel sin juicio previo hubiesen sido fulminantes.
Esos hechos son los que demuestran que una persona anormal no puede pretender actuar como normal. Un anormal tiene que proceder como lo que es, como un ser anormal, fuera de los modelos de comportamiento de los que somos normales. Tiene que hacer lo que se espera de él que es para lo que paga, para ser un anormal porque, sino, cualquiera vale para hacer de monarca, de príncipe o de infante gozando, eso si, de los privilegios que gozan. Además es que cuesta poco. Lo único que se le pide es que nos sonría (faltaría más), nos atienda con educación (por supuesto) y nos salude con la mano cuando nos ve (indudablemente). Es decir, no tiene que hacer absolutamente nada, no dar un palo al agua. Como Marichalar que, ese si que es un auténtico profesional de cómo debe comportarse una persona anormal.
Y si a pesar de todo, los anormales quieren ser normales, les dejamos, pero me temo que eso si que les va a resultar difícil, no por el hecho de que para ser normal haya que abdicar y renunciar a cargos y prebendas. Eso no es lo más difícil. Lo que de verdad entraña un esfuerzo sobrehumano es el tener que ganarse cada día el pan con el sudor de la frente. La propia, claro.
22 comentarios
YOLA S. PRESTON -
creditos -
Una turbadora noticia sacude los abanicos de todas las marujas desde hace algunas horas: la Infanta Elena y Jaime de Marichalar podrían protagonizar el divorcio del año, según fuentes radiofónicas y televisivas.
La famosa Maria Teresa Campos, que tanto le molesta que se metan en las bragas de su hija, ha sido la primera en lanzar el rumor sin llegar a dar nombres, lo que ha dado pie al programa Está pasando de Telecinco a difundir este posible trágico final entre estos dos personajes de la Familia Real Española.
Jaime Peñafiel y María Eugenía Yagüe , compañeros de la Campos, tampoco se han aventurado a negar el tumorífico rumor, por lo que en breve habrá de tener lugar algún comunicado oficial por parte de las víctimas.
Carlos Menéndez
puto -
Para Virginia entre virtualidades reales -
Virginia -
monocamy -
xDDDD
MaRioSe -
... Y no me des la razón como a las locas. :P
Para la "Anónima" María José con opiniones encontradas y guardadas en el fondo de su corazón ;-) -
¡¡ Pero cómo me gusta mi simpleza de hombreeeeeeeeeeeee !! Besossss
María José -
Ésta vez puse mi verdadero nombre, porque así lo sentía.
Se os quiere mucho. A los dos. ;-)
Muackisss!
Os echaré mucho de menos dentro de unas semanas, cuando no pueda ni entrar, pero no olvidarme ¿si? sólo estaré estudiando, qué se le va a hacer!...
Anónimo -
Pero... ¿tengo que comentarte? díle al mono que te leí, pero no comenté porque, a veces, me guardo mi opinión, prefiero leer las otras porque... soy monárquica ... y la reina de mi casa¡Ea!
Me encanta nuestra reina, nuestro principe, nuestra princesa. No me gusta Marichalar, ni la infanta mayor, y estoy orgullosa de nuestro rey... esa es mi sincera opinión. Respeto la vuestra, claro que sí, pero yo tengo la mía propia.
De todas las figuras de nuestra realeza me quedo con la de la reina...
¿Satisfechos?
¿decepcionados?
Por preguntar.
:-)
Para monocajuajuajuamy aplicando la máxima "compartir ayuda a vivir" -
Y ya puesto a reivindicar te informo que estoy a la espera de tu cincuenta por ciento. Ah! Y no aceptaré mitades salomónicas. Quiero cosas enteritas aptas para el uso y disfrute... :-PPP
monocajuajuajuamy -
por cierto... tienes razón en lo de la palabreja. Entendí al revés. Ya era hora de que me marcaras un gol, conio.
xD
P.D.
vale, pregunto: ¿dónde está? juAAAAAAAA (mala suerte que has reivindicado vuestro vínculo justo en un post que no te comenta).
xDDDDDDD
me partoooooo...
Para jubilado con mucho que decir -
Para monocamy de promoción de diarios -
Y, si. Visito a menudo la página de MaRioSe y me se de memoria todos sus escritos... y se que ella me corresponde ¿celoso? :-PPP.
Venga, pregunta, pregunta sin miedo...
jubilado -
Saludos.
monocamy -
xDD
Para Ella y su orgía, dándolas de cal y arena -
Un beso... (¿algún día me explicarás cómo es un beso orgiástico?)
Ella y su orgía -
Abrazo orgiástico.
Para monocamy con adhesiones quebrantables -
Dime sabio. Espero tu docta explicación...:-)
Para cielodescubierto con calambrazos mentales -
Marichalar es mi ícono, mi héroe, mi faro y mi guía. Y es que me gusta tanto como viste. Lástima que sea hombre ... y feo ... y anormal ... y vago ... y no me interese para nada su conversación ... y lleve brillantina en el pelo ... y sepa de qué pie cojea... yyyyyyyyyyyyyyyyy .... Besos extraordinarios (porque se que los convertirás en eso)
monocamy -
Sin embarrrrrrrrrrrgo... no puedo estar de acuerdo con el silogismo titular, puesto que la secuencia "anormal versus normal" es la síntesis estratégica de toda terapia reconstructora social (reformatorios, educación, cárceles...), médica (terapias, medicación, asistencia ambulatoria...), emocional (revitalización, autocrítica, superación de crisis), filosófica, científica, familiar, romántica, espiritual y supercalifragilísticoespialodósica.
He dixxxxxo. :P
cielodescubierto -
Efectivamente, me adhiero a su corriente de pensamiento,... los anormales siempre serán anormales y , además, es que no pueden disimular que lo siguen siendo. ;)
Por cierto, que le añadiría tan sólo al texto la graduación que puede establecerse en los casos de tan soberana anormalidad... y es que, D. Jaime de Marichalar, por méritos propios a la anormalidad innata ( véase su origen noble ) y la sobrevenida ( ante el estatus actual ) sería digno aspirante a un "cum laude". ;)
Besitos... de los normales, por si acaso se nos sube lo de la nobleza. :P